viernes, 23 de enero de 2015

Vienes 23 de enero


Viernes 23 de enero: Messidor - Alain Tanner - Suiza 1978



Dos chicas suizas, una estudiante de historia y la otra empleada en una tienda, se encuentran haciendo autostop. Sin nada mejor que hacer, deciden emprender viaje juntas por Suiza. Comienza una amistad, que derivará, en el momento en que se queden sin dinero, en ese que llaman "juego del espacio y el tiempo vacío", el juego antisistema, vagar, no hacer nada, rebelarse ante la tiranía de los horarios, ser improductivo. Desplazarse sin propósito. Messidor es el primer mes del verano en el calendario en tiempos de la revolución francesa. Y Jeanne y Marie realizan un acto revolucionario, su desplazamiento por las carreteras del país se convierte en un movimiento a contracorriente.  Se lanzan en picado a una aventura sin más objetivo que el despojarse de la responsabilidad de tomar parte en la artificialidad de un mundo irritantemente aséptico. Riley Scott versiona esta messidor en su Thelma y Louise (1991), menos profunda, menos realista y crítica y más espectáculo.


Sábado 24 de enero- L'Uomo in Piu - Paolo Sorrentino - Italia 2001.



Nápoles, años 80. Época de bonanza en la Italia del éxito fácil. Dos hombres comparten el mismo nombre, la misma fecha de nacimiento: uno es futbolista, el otro cantante. 
Logran conocer el éxito y luego sus destinos se cruzan por azar en tiempos de decadencia para ambos. Un film ambicioso y rabiosamente sincero, que atrapa.  Capta el interés del espectador cuando éste se da cuenta del puzle creado por Sorrentino acerca de la vida, del éxito y el fracaso. Extraordinaria, genial es la labor interpretativa de Toni Servillo, que canta sus propias canciones, y meritoria la de su alma gemela, Andrea Renzi, que habla con sus silencios y su mirada de impotencia, los dos, encarnando esos anti-heróes con los que es fácil conectar.


Domingo 24 de enero: El Rey está vivo - Kristian Levring - Dinamarca/USA 2000.




Un autobús con un grupo de 11 turistas se pierde por el desierto africano y acaba parado en medio de la nada. Se encuentran en un pueblo fantasma en el que solo vive un hombre. Sus recursos son cada vez menos y los conocimientos sobre supervivencia muy básicos. Cada día que pasa pierden la esperanza de ser rescatados con éxito y las tensiones y los miedos afloran causando conflictos. El grupo se subdivide y se crean las alianzas temporales, que no respetan los lazos anteriores ya preestablecidos, ni de matrimonio ni de parentesco. Las compulsiones primarias, necesidades psicológicas, rencores, ambiciones y viejas deudas sobrepasan poco a poco la necesidad grupal de sobrevivencia y terminan por imponerse en el conflicto que proyecta la película. Para mantener una cierta unión dentro del grupo uno de ellos propone que se haga un montaje del Rey Lear, de Shakespeare. Poco a poco la línea que divide el montaje de la obra con lo que ocurre en la realidad del aislamiento se desdibuja. Los personajes toman características de su papel en la obra en la vida diaria, mientras que en los ensayos imprimen su propia personalidad al papel que tienen asignado. Kristian Levring logra una película dura, fuerte, que expone distintos recovecos del alma humana, busca la descomposición de la naturaleza humana y de las relaciones sociales en sus fibras más íntimas, para desnudar a sus personajes y dejarlos expuestos a sí mismos. Esta película es la cuarta del movimiento DOGMA.

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