martes, 23 de enero de 2018

Viernes 26 de enero: Un, Deux, Trois, Soleil - Bertrand Blier - Francia 1993.



Victorine vive en los suburbios de Marsella. Sueña con vivir y amar, con que su madre posesiva deje de hacer tonterías, con que su padre alcohólico pero por demás bondadoso deje de beber. Descubre el amor con Paul, un joven ladrón que es asesinado por un adepto a la autodefensa. Resignada, se casa con Maurice, un hombre ordinario al que no ama, que encuentra en un tren. Y la vida continúa igual para Victorine.
Sin embargo, no todo es malo. El amor, la ternura, siempre presente en sus sueños, en su padre, en el vecino que ayuda a los que lo roban, en los niños a los cuales reconforta, en su amor por Paul. Olvidada y subestimada, 1,2,3 soleils se recuerda por su excelente banda sonora que catapultó a Khaled junto a Faudel y Raha. Llena de personajes memorables, con grandes actuaciones en tono de comedia que contrasta con la realidad.
Un film surrealista, donde no se explica todo, para que quede librado a nuestra imaginación. Pasado y presente, imaginación y realidad todo mezclado para retratar ese mundo de Victorine. Un mundo sombrío pero donde vemos también ese sol que tantas veces lo ilumina.




Sabado 27 de enero: The Lobster (Langosta)- Yorgos Lanthimos- Grecia 2015.



Advierto, es película con escenas no recomendada para personas sensibles o niños.
En un distópico futuro cercano, en una sociedad donde las leyes imponen la obligación de tener pareja, las personas solteras son llevadas a un Hotel en el que están obligadas a encontrar una pareja en cuarenta y cinco días. De lo contrario, son convertidas en el animal que ellos mismos han de elegir al comienzo de su hospedaje y enviados al bosque.
Con un ritmo pausado pero que nunca se torna aburrido, un humor negrísimo, una fotografía delicada con paisajes del sur de Irlanda,  y giros abruptos en la narración, Langosta tiene una factura que, como su premisa, es única. A través de la ciencia ficción, consigue lanzar flechas virulentas contra la realidad, y nos propone un ejercicio de reflexión sobre la sociedad actual, enmudecida en esa búsqueda absurda de lo que una supuesta mayoría ha decidido que supone el éxito personal. Las buenas actuaciones también contribuyen a la novedad de la obra. Lejos de demostrar emociones profundas, las interpretaciones parecen intencionalmente ensayadas, lo que, sumado a los otros elementos narrativos, subraya la formalidad y falsedad de las relaciones interpersonales en esta sociedad bizarra.


Domingo 28 de enero: Sed de Mal (Touch of evil)- Orson Welles - USA 1958.

Tras cenar en Los Robles, una pequeña localidad fronteriza con México, un hombre de negocios muere al ser dinamitado su coche ya en territorio de EEUU. Ha sido testigo circunstancial del hecho, el comisario Vargas, alto jefe de la policía mexicana y destacado miembro de la Comisión Panamericana de Narcóticos. Desde ese momento establece una tensa relación con Hank Quinlan, el policía nortemericano encargado del caso. Éste, acostumbrado a utilizar métodos poco ortodoxos, considera que Vargas puede entorpecer su investigación. La historia comienza con un plano secuencia que es una obra maestra. En él podemos observar como los coprotagonistas, un joven Charlton Heston y una hermosa e inocente Janet Leight se dirigen caminando por las calles de un pueblo mexicano a la aduana de Estados Unidos. Al final del plano secuencia sucede el asesinato. Todo esto son poco más que los 3 primeros minutos de película. Sólo este célebre primer plano secuencia con el que da inicio la narración, ornamentado por los acordes de la mágica composición de Henry Mancini, vale por toda la filmografía completa de muchos directores. Film perverso y trasgresor, de una puesta en escena y un barroquismo visual subyugantes "Sed de mal" es un arriesgado ejercicio de estilo sustentado en planos-secuencia con angulaciónes y travellings imposibles, con picados y contrapicados de una eficacia aplastante en su función narrativa, potenciados por las luces y las sombras de la fotografía en blanco y negro de Russell Metty. La sobrecogedora y escalofriante interpretación de Welles encuentra en la de Heston, en un atípico rol de policía mejicano, el adecuado contrapunto. La dirección vuelve a ser de una modernidad y un barroquismo insultante para la época, y al igual que en ‘Ciudadano Kane‘, la trama retrata a un personaje oscuro y contradictorio (al que él mismo interpreta).
Insistiendo con la idea de cine barroco que nos ofrece Welles en “Sed de mal”, es de vital importancia cómo recarga las escenas con multitud de personajes, donde intervienen todos en un solo plano. La maravillosa virtud del director es hacer del exceso genialidad.



1 comentario:

  1. Espectacular propuesta! Y la programación es excelente.felicitaciones.

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