miércoles, 8 de febrero de 2012

Programación Febrero 2012. Viernes 10, Sábado 11 y Domingo 12.

Viernes 10 de Febrero.
La Ardilla Roja - Julio Medem - España 1993.



Una noche de verano, Jota intenta suicidarse arrojándose al mar, pero, de repente, ve caer del cielo a una joven que ha sufrido un accidente de moto.
A consecuencia del golpe la joven sufre amnesia total; ni siquiera recuerda su nombre.  Jota le hace creer que se llama Lisa y que ha sido su novia durante los últimos cuatro años.
'La ardilla roja' se presenta como un filme divertido, fresco y muy estimulante. Médem sabe construir personajes llenos de carisma, que atrapan con sus excentricidades al espectador en una especie de realismo mágico.


Sábado 11 de Febrero.
Blade Runner - Ridley Scott - USA 1982.



Una de las grandes películas de culto, de lo mejor en ciencia-ficción en la historia del cine.
En un futuro cercano y oscuro, Deckard, un ex-policía, ex-Blade Runner, es llamado para una misión en la que debe perseguir y retirar a varios replicantes, un grupo de androides tremendamente perfeccionados que se han amotinado en las colonias y han regresado a la Tierra. A pesar de estar enfocada como una película de acción, cine negro situado en el futuro, Blade Runner resulta ser tremendamente rica en cuanto a profundidad y planteamientos.
La belleza plástica de cada fotograma sin excepción se conjuga perfectamente con la sugerente música de Vangelis y con una historia que habla con palabras mayores: vida, amor y muerte, el núcleo de la existencia humana.

Domingo 12 de Febrero.
Tres Vidas y una sola muerte - Raul Ruiz - Francia 1996.


En París se suceden tres historias que parecen, en principio, ajenas entre sí. Un viajante sale un día a comprar cerillas y regresa veinte años más tarde. La segunda historia es la de un catedrático de Universidad que se hace pasar por mendigo. En tercer lugar, un hombre de negocios se inventa una familia ficticia en el extranjero para ocultar oscuros asuntos financieros. 
Magistral y divertido delirio entregado al placer de contar. Se trata de historias extrañas, sorprendentes, con un hilo común: la mirada incandescente de un actor, Marcello Mastroiani.
La película empieza sensata, organizada en una sucesión de historias, pero a medida que avanza va destrozando cada expectativa de los espectadores, arruinando su capacidad lógica. La presencia de elementos “discordantes” ameniza el trayecto. Raúl Ruiz configura un universo poético de sensibilidad barroca.

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