jueves, 5 de enero de 2012

Programación Enero 2012. Viernes 13, Sábado 14 y Domingo 15.

Viernes 13 de enero.
Happy go lucky - Mike Leigh - Reino Unido 2008.


Poppy es una joven profesora de primaria. Es divertida, abierta y generosa, una muchacha inmune a la amargura que viste como vive, en colorines. Es un espíritu libre que se toma la vida tal y como viene, pero siempre con actitud positiva. Cuando le roban la bici, decide que es el momento de sacarse el carnet de conducir. Su profesor de autoescuela es Scott, un tipo huraño y amargado, torturado y torturante, enfermo de su propia bilis interior. A medida que se conocen, Poppy acabará enseñando al instructor más de lo que él puede enseñarle a ella. 
Definitivamente, Happy-go-lucky es una película feliz que invade el corazón de quien la ve y provoca el fenómeno del contagio desmedido sobre el optimismo irracional. 
Es una cinta que se mira y obliga al espectador a sonreír y a reflexionar un momento sobre la manera en la que caminamos por el mundo y vivimos nuestras propias emociones. 


Sábado 14 de enero.
2046 - Wong Kar-Wai - Hong Kong 2004.


Un escritor que creía escribir sobre el futuro, en realidad estaba escribiendo sobre el pasado. En su novela, un misterioso tren salía de con dirección al año 2046. Se decía que en 2046 nada cambiaba. Nadie sabía a ciencia cierta si eso era verdad, porque ninguno de los que viajaron regresó jamás. Con una excepción. Él estuvo allí. Se marchó voluntariamente. Quería cambiar.
Está plasmada con tal inteligencia, elegancia y sensibilidad que el espectador no puede sino dejarse seducir por el fascinante universo de los sentimientos que Wong Kar-Wai pinta en la pantalla con su reconocible y sin embargo inimitable estilo. Todo en este film está inacabado, expectante ante un final que no llega, una conclusión que se nos escapa. Wong Kar-wai deja que cada espectador busque la solución en su imaginación.


Domingo 15 de enero.
The searchers - John Ford - USA 1956.


Uno de los western emblemáticos de la historia del cine, dirigido por un John Ford en plena madurez artística y profesional. John Wayne encarna en la película el personaje de un hombre que busca a su sobrina, secuestrada por los miembros de la tribu india que asesinó a su familia. 
Un personaje, el de Ethan Edwards, que podrá gustar poco o nada, pero que sintetiza la personalidad más compleja jamás observada en un icono del western. Es una rareza en el cine americano de los cincuenta, y más en el western. Ethan tiene una dimensión dramática atemporal, es de una modernidad desconcertante. Con la brillante interpretación de John Wayne se nos muestra un personaje oscuro, primitivo, obsesionado. Es un personaje-símbolo. Encarna al nómada, al salvaje, al que no es capaz de adaptarse, y con ello Ford lo convierte en un personaje romantico, soñado, condenado a desaparecer.

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